Un hombre adquirió un burrro y quien se lo vendió le previno de la cantidad de comida que tendría que procurarle diariamente. Pero el nuevo dueño del burro pensó que esa cantidad era excesiva y empezó a darle cada día menos, con la idea de que acabaría por acostumbrarlo. Tanto disminuyó la ración del hombre a su burro, que un día este amaneció muerto. El hombre entonces se lamentó.¡ Fatalidad! si me hubiera dado un poco más de tiempo antes de morir, habría logrado que se habituase a no comer nada en absoluto. Como ese hombre proceden muchos que se dicen buscadores espirituales (entre ellos el "fenómeno") con respecto al trabajo interior y a la meditación. Quieren acostumbrarse a no realizar ningún ejercitamiento espiritual y aún así conquistar la suprema sabiduría. (Cuento Indú). FUENTES: YOGA; 1986; Ediciones Nueva Lente
miércoles, 19 de mayo de 2010
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