Hacia Buenos Aires nos encontramos a principios de 1984. Un viaje iniciàtico es experiencia que puede ser vivida y transitada manteniendo estáticos los tiempos y los espacios o movilizándose en ellos. Se asocia tradicionalmente a las iniciaciones y sus ritos de pasaje con las comunidades religiosas, espirituales y seculares, que en las montañas, retiros fuera de la ciudad o monasterios, dirigen a los discípulos por los caminos enseñados por los maestros ya experimentados. Nunca permanecemos incambiados al emprenderlos aún en aquéllos cuya "montaña" se decide ascender por los no menos escabrosos senderos de la vida cotidiana. Nunca, tampoco, cambiamos radicalmente, salvo que la cutura que nos adopte sea extraña demás a la que nos formó desde la infancia. Por eso los viajes que Rodolfo realizó para trabajar y aprender técnicas orientales en Buenos Aires tienen en cierto sentido aquéllas cualidades de iniciáticas. Era en términos aventureros o emigratorios, un cambio de ambiente al otro lado del charco aunque el continuismo de opciones resultaba por demás evidente. Periplo que estuvo a punto de no realizarse. Veinte días antes de la decisión de regreso una antigua casa por la calle Bilinsgurt atrajo la atención ya desasonada de no lograr encontrar un trabajo en la "perla del plata". Casa pintada de violeta con cartel arriba de Señor Sol. Restoran Vegetariano. Entramos a preguntar ya lo que evidentemente nos esperaba de alguna o otra forma: panadero o repostero y lavador de platos o vasos eran los humildes oficios y trabajos que el restoran necesitaba. Aquí estubimos unos seis meses. Funcionaba por las noches aquél vegetariano de gente emprendedora, linda y un tanto especial, cuyas recetas (pondremos algunas de ellas aquí) parece provenían de allende los océanos. Traídas que se yo de que países pues los dueños eran un comisario de abordo y una azafata. CONTINUARA
VIAJE AL BRASIL
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